¿Se revientan los sapos de amor?
¿Enloquecen los cucarrones
cuando su pareja no está?
¿Luciérnagas y chicharras
estallan
ansiosas y desasosegadas?
¿Y por qué no maullar
cuando el idioma es inútil
y sólo queda el ronroneo satisfecho
en la dulce axila tibia?
También los animales se acoplan
hasta engendrar el sol.
Juan G. Cobo Borda
13.7.08
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